Buscando Mi Paraíso Perdido...
Finalmente el curso iba a terminar, y me esperaban 3 meses de vacaciones en Bahía Azul, ¡podría estar con Hugo otra vez! Habíamos estado hablando por chat y por teléfono durante todo el tiempo que habíamos estado sin vernos, que era casi un año, y estaba un poco preocupada porque durante el mes de Junio no me contestó a ningún mensaje ni cogía el móvil, pero pensé:
-Cálmate, Lena, y no te preocupes, seguro que se habrá quedado sin saldo, o
se le habrá estropeado el móvil, recuerda que tenía uno muy viejo…
El día uno de julio, mi madre nos llevó a mi hermanastro Leo y a mí, a
Bahía Azul.
-Adiós chicos, cuidaos mucho, recordad que os recogeré dentro de 2 meses.
Dadle recuerdos a vuestra tía de mi parte!- dijo mientras arrancaba el coche y
se alejaba.
-¡Adiós, mamá!- le dije.
-¡Adiós, Carmen!- le dijo Leo.
Le saludamos con la mano hasta que dejamos de poder ver el coche, y
entonces empezamos a caminar hacia la cabaña de mi tía. Llamamos a la puerta, y
nos abrió ella misma, vestida con un vestido playero de color azul turquesa
demasiado escotado, que dejaba ver… bueno, casi todo, vamos.
-Oh, Helena, ¡mi niña! ¡Estás preciosa! Y Leonardo, ¡qué mayor que estás! Pasad, pasad, os
estábamos esperando- nos dijo. Nos dio dos besos y nos hizo pasar al salón
decorado estilo hawaiano, donde estaban mi prima Elisabeth y nuestra mejor amiga Isi esperándonos.
-Lena! Leo!- dijeron las dos, y me abrazaron- ¿Cómo estáis? ¡Hace casi un año
que no os vemos!
Después abrazaron a Leo, que se sonrojó, siempre hacía lo mismo cuando se
acercaba a Elisabeth.
-Estoy bien- les dije- ¿Y vosotras, chicas?
-Muy bien- dijo Isi- A Pedro y a mí nos va genial, ¡ya llevamos 6 meses
juntos!
-¡Qué bien! Y tú, Eli, ¿cómo estás?- le pregunté.
-Hay tantas cosas que queremos contarte!- me dijo eufórica- Han abierto una
nueva discoteca al lado de la playa ¡¡y está siempre llena de tíos guapísimos!!
Además, este verano va a celebrarse aquí el campeonato regional de volley
playa, y eso significa ¡¡que vamos a ver a
muchos chicos macizos!!!
Leo la miró incómodo, de verdad que esta prima mía que tengo es un poco
tonta, todavía no se ha dado cuenta de que mi hermanastro está pillado por ella
desde hace un montón. En ese momento decidí que durante este verano me ocuparía
de juntarlos, y para eso necesitaría la ayuda de Isi.
Después de hablar todos un rato, mi tía se fue a la playa, y nosotros
cuatro comimos paella.
-Por cierto, ¿sabéis algo de Hugo?- les pregunté mientras comíamos.
-Pues no, desde hace un mes que no le vemos, pero como se pasa el día
haciendo escalada, submarinismo, parapente, y esas cosas que hace él, es normal
no verle mucho- me respondió Eli.
-¿Por qué lo preguntas?- dijo Isi- ¿Os habéis peleado o algo?
-No, solo que hace casi un mes que no me contesta a los mensajes ni me
llama- les dije.
-Bueno, seguro que habrá perdido el móvil, tal vez se le cayó mientras
hacía paracaidismo, y ala, el móvil a la mie***- dijo Eli.
-¡Shht!-le hice yo- ¡No hace falta que digas esas palabrotas, mujer!
Los tres se pusieron a reír como locos, diciendo:
-Jajaja, Lena, tú siempre riñéndola por todo!!!
Después de comer, todos nos echamos
la siesta, y por la tarde Isi y Elisabeth nos dijeron:
-Lena, Leo, ¿os venís a la playa con nosotras? Hemos pensado en hacer una
parrillada con los vecinos.
-Yo me apunto- dijo Leo.
-Ehm… Bueno, yo mejor iré a ver a Hugo- les dije.
-Ok, ya nos contarás, ¿eh?- dijeron Isi y Eli.
En cuanto salí de casa, empecé a correr como una loca hacia nuestro punto
de encuentro, no podía esperar a verle, le echaba tanto de menos… Llegué al
banco donde siempre nos encontrábamos, y vi a un chico sentado en él. Me
acerqué rápidamente, pero me di cuenta de que no era Hugo, sino Diego, su
hermano mayor. Diego era un año mayor que Hugo, osea que tenía 2 años más que
yo, y era muy diferente a su hermano: él tenía el pelo negro y los ojos verdes,
y Hugo era rubio con ojos azules. Además, la gente siempre decía que Hugo era
el hermano bueno, dulce y cariñoso, pero que en cambio Diego era más solitario,
callado y frío. Me miró y dijo:
-Hola, Helena. Te estaba esperando.
-¿Dónde está Hugo?- le pregunté- Y éste es nuestro lugar de encuentro, ¿por
qué estás tú aquí?
-Estoy
aquí, porque me enteré de que volvías hoy, y tenía que decirte una cosa antes
de que te lo cuente alguna otra persona…- empezó. Parecía triste, y me empecé a
asustar, pero sus siguientes palabras se quedaron grabadas en mi memoria y me
marcaron para siempre- Hugo murió el mes pasado.
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