22 de agosto de 2013

BMPP: Capítulo II

Buscando mi paraíso perdido...

Sentía que mi mundo se desmoronaba. ¿Hugo había muerto? No podía ser. Él me dijo que siempre estaría a mi lado, y nunca se alejaría de mí. No podía haber muerto así como así… Noté como me empezaba a dar vueltas la cabeza, y Diego me cogió justo antes de que cayera al suelo desmayada.
Cuando abrí los ojos, vi el cielo nocturno repleto de estrellas, parecían tan felices, brillando tan lejos en el cielo, sin tener que aguantar el sufrimiento de aquí abajo… Vi que estaba tumbada en el banco e intenté incorporarme, pero no pude, me dolía todo el cuerpo. Diego estaba sentado a mi lado, y al ver que me intentaba sentar, dijo:
-Por fin te has despertado, me asusté cuando te desmayaste de repente, suerte que te cogí a tiempo, si no te habrías hecho daño al caer.
-Dime que es mentira- le dije.
-¿Mentira? ¿El qué?- me preguntó confuso. Me levanté como pude y dije:
-Dime que Hugo no ha muerto, ¡por favor! Llevaba todo un año esperando poder verle…
De repente, él me abrazó y me dijo:
-Lo siento muchísimo, a mí también me destrozó la noticia, él era mi hermano pequeño y lo echo tanto de menos… Puedes llorar todo lo que quieras, no voy a dejarte sola.
“¿Llorar?” pensé. “Pero si no estoy llorando”, pero entonces me di cuenta de que las lágrimas hacía rato que no dejaban de caer de mis ojos, y le había dejado a Diego la camiseta mojada de lágrimas. Estuve abrazada a él durante mucho rato, y cuando me calmé, le dije:
-Lo siento, te he dejado la camiseta toda manchada…
-Da igual, de todos modos no me gustaba este color- me dijo.
-¿Y qué le pasó a Hugo?- pregunté.
Diego me contó que Hugo y él estaban haciendo escalada en el acantilado, cuando la pared de roca se desprendió y su hermano cayó al mar, desde más de 30 metros, y los equipos de rescate no habían encontrado su cuerpo, sólo su mochila, pero nos dijeron que desde esa altura no había posibilidades de que siguiera vivo, y que seguramente murió en el momento por el impacto contra el agua.
-Entonces… ¿
no sufrió?- pregunté.
-Aparte del miedo mientras caía, suponemos que no sufrió ningún dolor físico- me dijo, y yo le abracé otra vez.
-Muchas gracias por habérmelo contado, me alegro de haberme enterado por ti y no por otra persona…- le dije.
Entonces Diego me dijo:
-¿Volverás mañana? Me gustaría poder contarte todas las cosas que Hugo te hubiera contado, lo que hizo durante el curso, sus últimas aventuras haciendo vela y windsurf…
-Me encantaría- le respondí.
-Entonces, ¿nos vemos mañana a la misma hora?- me preguntó.
-Sí, vale, hasta mañana- me despedí.
Cuando llegué a casa, mi tía aún no había llegado, y mi prima, Isi y Leo me dijeron:
-¿Dónde estabas? Has tardado un montón, nos estábamos preocupando…
-Estaba con Diego- les dije.
-¿Con Diego? Pensaba que ibas a ver a Hugo- dijo Isi, extrañada.
-Veréis, es que…
Les conté lo de Hugo, y los tres se pusieron tristes, al fin y al cabo era su amigo y compañero de clase, y Leo me abrazó para consolarme, ya que al contarles todo volví a llorar.
Después nos fuimos a dormir, ya que la fiestera de mi tía no iba a volver hasta pasadas las 6 de la madrugada, pero esa noche no dejé de llorar por Hugo. No podía creer que no fuera a verle nunca más, y estuve recordando esos momentos que pasamos juntos, fui tan feliz cuando le conocí… 
De repente me acordé de una cosa que había visto en una película, y me levanté de la cama. Cogí papel y un bolígrafo, y me puse a escribir:
"Ojalá pudiera regresar contigo a ese verano, tumbarnos en la arena contando las estrellas, besarnos bajo la luz de la luna…
Te añoro tanto, que siento que el corazón me va a estallar de dolor, y sé que nunca podré olvidarte, y siempre te amaré."
Cuando acabé, cogí un mechero y salí al jardín, y una vez allí quemé el papel dejando que el viento se llevara sus cenizas, deseando con todas mis fuerzas que mi carta llegara hasta él, y que pudiera entender cómo me siento…

Al día siguiente, fuimos los cuatro solos a la playa, ya que la tía Marta estaba aún durmiendo después de su fiesta. Jugamos con las olas, hicimos carreras, nos ahogamos los unos a los otros, y finalmente nos tumbamos en la arena agotados, y tomamos el sol. A mediodía nos comimos unos bocadillos que había preparado Eli, y por la tarde me despedí de ellos y empecé a andar hacia el lugar donde siempre me encontraba con Hugo para ir a ver a Diego. Mientras andaba, volví a recordar cómo nos conocimos Hugo y yo, un día de verano del año anterior…

No hay comentarios:

Publicar un comentario